domingo, julio 09, 2006

Inquietante futuro tecnológico

La semana pasada mi querido amigo Álvaro me envió un mail en el que replicaba, con gran acierto, el pequeño relato Sueños de Interfaz en el que narro una supuesta sesión de trabajo con un ordenador semi-inteligente dentro de unos diez años.

Como veréis, la réplica deja parcialmente de lado la vertiente tecnológica para profundizar en la dimensión social de la venidera revolución tecnológica.

El caso es que, sin ánimo de despertar mayores inquietudes, estoy bastante seguro de haberme quedado muy corto en el citado relato. Así que, con el debido permiso de mi amigo, me veo en la obligación de seguir escribiendo (vamos divirtiéndome) e intentar demostrar cómo la tecnología ha ido introduciéndose sigilosa y de forma poco traumática en nuestras vidas durante la última década y cómo seguirá haciéndolo del mismo modo.



Réplica al relato Sueños de Interfaz - Álvaro López Jamar

Me asusta que todo eso que predices pueda suceder en una década, ¿seré capaz de asimilarlo?, es ilusionante saberse futuro testigo de todo ello.

A otras generaciones les tocó vivir dos guerras mundiales, terribles genocidios y feroces totalitarismos, mientras tanto a nuestra actual y adormecida sociedad occidental nos toca vivir bien, gozar de una tecnología ideada para una mezcla entre ocio y trabajo a la que es imposible no rendirse fascinados. Ocio y trabajo se entremezclarán recíprocamente. Haremos del trabajo un juego estresante y de nuestro ocio, una oficina en el interior de la privacidad familiar invadida.

Supongo que toda esa tecnología vertiginosa y tan chula, será ideada en pequeños Institutos Tecnológicos de Massachussets diseminados estratégicamente por el mundo, manufacturados en "países en vías de desarrollo" por millones de trabajadores en condiciones de semi esclavitud, que ni soñarán en adquirir lo que se llevan entre manos. Nosotros; los occidentales los japoneses y los WASP, ya no fabricaremos nada, en tu predicción todo eso queda bien implícito. Seremos sociedades de servicios dedicadas únicamente a gestionar nuestro bienestar social, cultural y tecnológico. Prejubilados de lujo con un ISO 17000 tatuado en la espalda que certifique nuestro sincero compromiso con el desarrollo sostenible y el eventual protocolo de Kyoto. Contaminan ellos, nosotros consumimos y reciclamos los envases separando los materiales de nuestros lujosos desperdicios.

Esa prejubilación de lujo que nos espera, (y que nuestros sistemas sociales de previsión probablemente no soporten), puede ser causada por el hecho de no estar suficientemente a la altura de asimilar toda esa revolución tecnológica que nos dominará. Un mundo feliz y 1984 mezclado en un universo matrix donde la gente no sepa lo que se siente acariciando una vaca porque no la ha visto en su vida. También es tranquilizador prever que mi coche de gama media conducirá por mí, (que no me gusta) y que su empresa fabricante, asuma directamente la responsabilidad civil derivada de los muertos causados por su imprudencia por no adecuarse a un mal estado de la carretera o a las condiciones climáticas, acuaplanning... etc.

Respecto a la IA no puedo evitar recordar la amoralidad ciega de Hall en 2001. Pequeños robotitos con cerebros sin conciencia y acertada puntería de grueso calibre y visión nocturna, pueden sustituir definitivamente a nuestros soldaditos occidentales, en esas batallas que no salen en los telediarios, y así poder dedicarse por entero a su verdadera vocación de labores humanitarias ONG. Y los motores predictivos no tienen porqué ser un instrumento de aborregamiento colectivo, la máquina sabe lo que vas a decidir, decide por ti y tú finalmente eres una simbiosis alter ego de la máquina. Nuestra actitud indolente y pasiva, hará que cada vez deleguemos nuestras decisiones más en el criterio de la máquina, será genial. Mientras ella decide quien merece entrar en mi agenda del mes que viene, irá asumiendo el criterio de quienes son mis mejores amigos y a quién debo prestar atención priorizando entre mi sobrina parturienta, mi amigo depresivo o mi madre (teléfono detecta por su tono de voz que está cansada o molesta porque no la llamo)

Pienso en mi pobre hermano Carlos, el dentista con cinco hijos, en el paro por no haber sido capaz de atrapar, entre sus endodoncias y empastes, el tren la regeneración nanotecnológica. ¿La gente realmente ocupada podrá dedicarse a aprehender todo ese conocimiento nuevo y vertiginoso? Ojalá la Ley de moore fuera aplicable tb a mis neuronas y mis sinapsis, más bien sucede al contrario, pero no dudo en que un implante en mi cortex cerebral podrá memorizar 12 idiomas diferentes, la Espasa-Calpe, toda la Jurisprudencia del Tribunal Supremo y el AutoCAD, (aún puedo ser el nuevo Bruneleschi). Estoy ansioso de adquirir todo ese conocimiento sin realizar el más mínimo esfuerzo, será muy gratificante convivir con vecinos capaces de recitar los sonetos de Shakespeare, realizar complejas integrales y algoritmos de memoria y con una sonrisa durante el trayecto del ascensor mientras nos damos los buenos días.

Respecto al derecho a la intimidad... con esa tecnología y la moralidad democrática de nuestros gobernantes planetarios, será algo sin posibilidad de protección, pero poco importará. Tecnología y psicotrópicos nos facilitarán experiencias sensoriales (viajes de ensueño a la Antártida, paseos por Saturno, relaciones sexuales con mega estrellas de Hollywood...) En ese escenario tan prometedor, intimidad y democracia no nos importarán gran cosa. Quizá nuestra nueva PDA tenga más criterio político y moralidad que nosotros mismos. De todos modos, actualmente, nuestra democracia es meramente formal, votar lo que los mass media nos han manipulado cada cuatro años entre un oligopolio de partidos y con una Constitución tan flexible y vacía como convenga.

¿Será posible crear una IA que nos supere y mejore desde el punto de vista ético y moral, no sólo desde el punto de vista práctico?

No debe ser muy difícil. Tecnólogos, a trabajar!!!

INQUIETANTE TODO, MUCHO.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Interesante artículo original y respuesta al mismo. Ameno y muy bien escrito.