miércoles, junio 21, 2006

Teletrabajo colaborativo


El pasado fin de semana tuve que trabajar con un amigo sobre un proyecto que estamos desarrollando.

Convenimos que lo mejor era evitar desplazamientos y, ya que estamos en el siglo XXI, darle de paso un poco al Teletrabajo.

Aunque ambos somos usuarios de Mac, Windows y GNU/Linux, tenemos cierta predilección por el OS X debido a la productividad que puedes conseguir con el sistema y a la calidad del software disponible. Dicho de otra forma, el OS X en los Mac funciona a la primera y bien. Punto.

No es mi intención abanderarme como usuario de tal o de cuál, ni emprender una guerra santa en nombre de uno u otro sistema. Todos tienen sus pros y sus contras. Lo que manifiesto es mi opinión personal sobre porqué ciertos sistemas, o más concretamente sus interfaces de usuario y la integración del software de terceros con los mismos, son más productivos que otros, e intentar argumentarlo.

Hace aproximadamente tres semanas ayudé a un familiar a comprar un nuevo ordenador. Por supuesto, me tocó a mí realizar el 'arranque y configuración inicial'. La máquina en cuestión era un PC de marca con un Intel Dual Core que corre muchísimo.

El sistema Windows XP funcionó de maravilla, pero fue necesario desinstalar los mil gadgets que instala la marca en cuestión, la mayoría de ellos asistentes que te asaltan con pop-ups cada dos por tres.

La segunda tarea fue activar el antivirus, actualizarlo y configurarlo. Hace ya tiempo que el tema de los virus en Microsoft Windows pasó de darme verguenza ajena, a preocuparme seriamente. Quizá, si fuera un poco más reflexivo, caería en la cuenta de que no hay mal que por bien no venga y que gracias a estos desgraciados bichitos virtuales ha surgido toda una industria antivirus que da gloria verla.

El problema de los drivers ha desaparecido parcialmente ya que la máquina venía con ellos preinstalados. Aún así, cuando instalé la webcam y el micro no funcionaron a la primera ni de lejos. Tuve que pegarme durante media hora con un asistente, con forma de lo que parecía una berenjena, que se empeñaba en ser mi amigo. Si fuera mi amigo algo TAN sencillo como un micrófono funcionaría a la primera y no me hubiera agobiado con detalles como efectos 3D, lista de matices de sonidos simulando sonido en un teatro, en una disco o Dios sabe dónde, para luego fallar miserablemente. Con que hubiera funcionada me hubiera bastado.

Con Mac OS X eso, o no pasa, o pasa en una medida muchísima menor, motivo por el que se hac convertido en mi sistema favorito para trabajar.

Todo eso en cuanto al interfaz de usuario. Puestos a ser justos y por terminar, no confiaría en otra cosa que no fuera una Debian o una Ubuntu para un ordenador al que tenga que acceder remotamente y/o hacer las veces de servidor.

Para la sesión de trabajo tuvimos que instalar la versión demo de Subethaedit, magnífico editor de textos que proporciona al usuario las herramientas necesarias para compartir y editar textos de forma conjunta y en tiempo real.

La aplicación permite 'descubrir' a otros usuarios mediante Bonjour o introducir manualmente la dirección IP del extremo que actúa como servidor si no se encontrara en nuestra red local, como era nuestro caso.

Cada usuario comparte los ficheros de texto que quiere. A partir de ese momento, el resto de usuarios podrán ver y editar, si tienen permisos, dichos ficheros. El sistema da a los usuarios la posibilidad de asignar distintos niveles de acceso sobre estos ficheros o solo sobre parte de ellos. Con esta flexibilidad las posibilidades son infinitas.

Subethaedit hace uso del framework BEEP (Blocks Extensible Exchange Protocol) que facilita la implementación de la funcionalidad descrita. Es espectacular por su sencillez y utilidad, y la respuesta e integración con el Sistema Operativo es perfecta.

Para la comunicación escogimos Skype en lugar de los clásicos Instant Messaging en lugar de los clásicos IRC, Gaim y Adium. La posibilidad de poder hablar siempre que lo desees permite trabajar muchísimo más rápida y cómodamente.

Trabajamos de ese modo unas tres horas y media. En ese tiempo pasamos por las clásicas etapas de brainstorming, consenso, división del trabajo, trabajo, dudas existenciasles, correciones 'al vuelo' y maquetación. En esta ocasión tuvimos la ocasión de sumar una nueva etapa, la satisfacción por realizar un trabajo de calidad en un tiempo record.

A mi parecer, la elevada productividad que se consigue trabajando de este modo se fundamenta en varios factores, todos ellos derivados de un uso inteligente de las TIC.

El primero de ellos es la posibilidad de hablar con el otro usuario/s, algo nada novedoso pero que adquiere una nueva dimensión al utilizarlo de esta forma.

El Instant Messaging quizá sea lo más adecuado para enviar mensajes cortos de forma puntual en tiempo real. Sin embargo, la voz proporciona una gran cantidad de información en forma de matices y cambios en el tono asociados al contexto que resulta muy difícil plasmar en un texto, más aún cuando se intenta ser rápido en la respuesta textual debido a que el otro extremo está esperandola. Todo ello sin tener en cuenta lo tedioso y lento que resulta escribir mensajes de texto durante un período largo de tiempo.

El segundo factor es clave y actúa como catalizador que posibilita la reacción en cadena que permite ser más productivos. Se trata de la edición conjunta y simultánea de un documento de texto.

Al principio da un poco de reparo, de corte, comenzar a escribir. La sensación es como de sentirte 'observado', y de hecho remoloneas durante un rato para que empiece el otro. Transcurridos 5 minutos esta sensación ha desaparecido y te centras en tu parte del trabajo. A partir de ese momento es cuando comienza la interacción con el otro y las sinergias.

Ninguno de los factores es realmente novedoso, ni hablar por Internet, ni escribir con un procesador de textos, pero este nuevo uso inteligente de las TIC supone la punta del iceberg de lo que acabará cristalizando en nuevos métodos de trabajo remoto colaborativo.

De la misma forma que cuando se inventó el teléfono éste fue utilizado del mismo modo que su precursor, el telégrafo. Únicamente se usaba para comunicar noticias urgentes. Pasaron décadas hasta que comenzara a usarse de forma parecida a como lo hacemos en la actualidad.

De igual forma, la posibilidad de transmitir voz sobre líneas de datos de forma gratuita de ordenador a ordenador hace posible nuevas formas de colaboración sinérgica como la que he descrito.

Es necesario que estas tecnologías maduren hasta posibilitar el trabajo a un conjunto amplio de personas, reflejando las jerarquías existentes entre ellas y facilitando la comunicación.

Predecir lo que nos deparará el futuro, aún a medio plazo, resulta tremendamente difícil.

Pero tal como están evolucionando las TIC, y puestos a soñar, yo lo veo así:

En el futuro cercano, se desarrollará software especial para la gestión de trabajo colaborativo. Dicho software grabará audio y vídeo de todo lo que digan los asistentes a una reunión virtual, realizando en paralelo transcripciones textuales de lo hablado. Por supuesto, el sistema soportará distintos lenguajes no únicamente el inglés.

Del mismo modo, el sistema registrará la sincronía de audio y vídeo, permitiendo observar las diversas reacciones de los participantes. La idea sería que el hiperarchivo (permitidme el término) resultante de la grabación de la reunión facilitará que alguien ajeno a la reunión pudiera interpretar el 'ambiente' de la misma sin haber estado allí.

Cada participante dispondrá de una representación gráfica en una pantalla de gran formato que detectará dónde fija la mirada para permitir una interacción natural con el resto del equipo, es decir, mirando a los rostros y aprovechando esas pequeñas pausas y gestos que indican a las personas cuándo pueden comenzar su discurso o respuesta sin interrumpir a los demás.

La transferencia de notas y ficheros de cualquier junto con sus metadatos se haría a través de un interfaz sencillo pero, de nuevo, centrado en la persona. Así bastaría con arrastrar un fichero con un dispositivo apuntador hacia la representación de uno de los participantes para que éste recibiera instantáneamente una copia del mismo. Dejar un fichero sobre la representación de la mesa de reuniones indicará al sistema que el fichero queda a disposición de cualquier participante que leerlo.

Por último, trabajar de forma simultánea sobre ficheros de vídeo, audio, croquis o gráfico, resultará tan sencillo como resulta trabajar hoy día sobre un texto. De hecho, los interfaces cambiarán para integrar cada vez más comandos de voz, el interfaz más natural. De hecho, estoy razonablemente seguro

Salvo la transcripción automática y cualquier tipo de tecnología que requiera comprender realmente el lenguaje hablado, todo lo que acabo de describir está prácticamente al alcance de la tecnología actual.

Para que un sistema comprendiera el lenguaje humano la Inteligencia Artificial tendría que dar un salto cualitativo que en los últimos 50 años no ha dado muestras de ser capaz de realizar. Sin embargo, han comenzado a proliferar modelos de funcionamiento del cerebro humano sobre los que cabe realizar implementaciones que resulten útiles en la práctica. No me estoy refiriendo a las Redes Neuronales, sino a los modelos de Memorias Jerárquicas Autoasociativas, pero esto ya es harina de otro costal y motivo de otro post.

Respecto a metadatos y a semántica, los avances que se producirán en los próximos años respecto a la Web semántica (en cuyo desarrollo está trabajando actualmente el inventor de la Web, Tim Berners-Lee), permitirán describir de una forma relativamente sencilla el significado de un objeto cualquiera, ya sea un fichero, una página web o un vídeo, facilitando que los sistemas 'entiendan' de forma semiautomática (ya que hay que definir los metadatos) y flexible, qué significado tiene la información están manejando.

De nuevo, predecir los usos futuros de esta tecnología es un reto, pero aún limitándome a las aplicaciones que podríamos darle a la Web Semántica, y pensando que el software para la creación y gestión de metadatos mejorará exponencialmente en los próximos años, es casi seguro que dentro de pocos años nuestro querido Google, o lo que quiera que venga a sustituirle, realice las búsquedas utilizando dichas descripciones semánticas y no únicamente en el contenido de la información misma.

Quién sabe, quizá el texto tenga menos de sueños y deseos y más de realidad a corto plazo.

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